Adiós, pequeño
Hacía tiempo que
no leía un libro de un tirón, con el deseo ávido de saber, de comprender y de
digerir las emociones que Máximo Huerta ha vertido en su obra Adiós, pequeño. Una despedida de la
infancia, de la madre, del padre y de una vida pasada llena de dolores y silencios.
Mi identificación
con el autor ha sido plena. Yo tengo vivencias similares, quizás por eso no he
podido parar de leer. Se sabe más de un hombre
por lo que calla que por lo que dice, expuso sir Arthur Conan Doyle, y de
Máximo Huerta se sabe más por sus omisiones deliberadas, por lo que ha borrado,
por lo que no está presente, pero se hace evidencia en lo implícito.
Hace falta valor
para abrirse en canal ante los ojos ajenos. Se requieren agallas para mirarse
en el espejo y descubrir al ser que habita en ti, con sus miserias y sus
escasas grandezas.
Máximo Huerta
conmueve en cada frase, toma aliento y prosigue en un exorcismo que no debe
interrumpirse para que sea eficaz. Sus lágrimas mojan muchas páginas y las
coloca en el precipicio de los ojos del lector.
Para renacer es
imprescindible morir, y en Adiós, pequeño,
Máximo Huerta muere y nace a una existencia saneada, libre de los fantasmas
amenazadores de otro tiempo.
Adiós, pequeño es el triunfo sobre el pasado, ese pasado con
capítulos tenebrosos que todos cargamos en la conciencia sin permitir que la
mirada se pose en los oscuros recovecos del sufrimiento.
Adiós, pequeño es el triunfo de la libertad que llega tras el
perdón, tras ajustar cuentas con los demonios y derrotarlos.
Título: Adiós,
pequeño (Premio de Novela Fernando Lara 2022)
Autor: Máximo
Huerta
Editorial:
Planeta
Páginas: 384
Año: 2022
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