Si las mujeres mandasen
«Si las mujeres mandasen/ en vez de mandar los hombres/
serían balsas de aceite/ los pueblos y las naciones».
Si las mujeres
mandasen es un fragmento de la zarzuela Gigantes
y cabezudos, escrita por Miguel Echegaray en 1898. Es también el título de
una antología que reúne relatos, cartas y reflexiones de escritoras y que comprende
un periodo que abarca desde el siglo XVIII a principios del XX.
Una veintena de autoras conforman esta recopilación realizada
y prologada por María Casas Robla. Todas ellas tienen en común la crítica
ejercida contra la discriminación que sufren. Cada una, con su voz y su estilo,
reivindican derechos de los que carecen por ser mujeres. Ellas, con su
pensamiento, sentaron las bases del feminismo actual, denunciaron el mundo
patriarcal en el que vivían, sus abusos, las limitaciones impuestas, la
imposibilidad de ser independientes y libres para dirigir su vida.
La Ilustración había traído aires de libertad e igualdad y las
mujeres pensaron que había llegado su hora, pero los adalides de la revolución
no tardaron en abandonarlas, dejándolas al margen de los logros conseguidos. Mary
Wollstonecraft y Olympe de Gouges inician la selección con unos fragmentos que
son de lo más relevante de su obra. Wollstonecraft critica la institución del
matrimonio del XVII, diseñado para ser una cárcel doméstica, y la tiranía ejercida
por el pater familias. De Gouges tuvo
la osadía de redactar la Declaración de
los derechos de la mujer y de la ciudadana en 1791, la guillotina acabó con
su vida.
Jane Austen, Elizabeth Caroline Grey, Fredrika Bremer,
George Sand, Mary Shelley, George Eliot, Louisa May Alcott, Mary E. Bradley
Lane, Charlotte Perkins Gilman, Olive Schreiner, Kate Chopin, Begum, Royeka,
Edith Wharton, Virginia Woolf, Rosalía
de Castro, Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán… expresan sus inquietudes con
respecto a la desigualdad de trato y oportunidades sociales de las mujeres de su
época. Todas coinciden al exigir la educación intelectual de las mujeres, ya
que es el primer paso para su desarrollo, para ser ciudadanas de pleno derecho
y parte activa de la sociedad.
Al final, las reclamaciones de estas escritoras han llegado
a alcanzarse. En las primeras décadas del siglo XIX, la Revolución Industrial trajo
consigo unas condiciones de explotación y pobreza para los obreros, que
tuvieron que organizarse para reclamar sus derechos. Este ambiente
revolucionario se aprovechó por las mujeres, ya que su situación en las
fábricas era todavía peor que la de sus compañeros. Las mujeres que no trabajaban
también padecían una situación penosa al estar subyugadas a un marido, sin
posibilidad de acceder a la educación intelectual ni a profesiones liberales, y
condenadas a la pobreza si se quedaban solteras o si carecían de la tutela de
un varón. Gracias a las mujeres que disfrutaban de una posición social y
económica ventajosa se crearon asociaciones y se fomentaron movimientos que
reclamaban el derecho al voto, a la educación, a la igualdad y a la
emancipación.
Si las mujeres mandasen
nos recuerda el esfuerzo realizado por tantas mujeres a lo largo de la
historia para conseguir los derechos de los que hoy disfrutamos. A muchas, esta
lucha les costó la cárcel e incluso la vida, por eso, todas ellas, tienen más
que merecido este reconocimiento.
Título: Si las mujeres mandasen. Relatos de la primera ola
feminista
Autoras: Jane Austen, George Sand, Mary W. Shelley, George
Eliot, Virginia Woolf, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, y otras.
Edición: María Casas Robla
Editorial: Siruela
Páginas: 480
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