Come, reza, ama
Elizabeth Gilbert tiene treinta y dos años y, aunque
aparentemente su vida es perfecta: está casada, tiene una preciosa casa en
Nueva York y un trabajo estupendo, es infeliz. Tan infeliz como para poner su
vida patas arriba, divorciarse, emprender una relación desesperada con David,
un joven actor, y hundirse en la miseria.
Convertida en un ser patético, casi irreconocible ante tus
propios ojos, Liz emprende un viaje que la llevará a reencontrarse con ella
misma. Come, reza, ama es el relato autobiográfico
de este periplo, recorriendo Italia y disfrutando del bel far niente «la belleza de no hacer nada»; buscando la paz espiritual en
Bombay, mediante una meditación profunda que hace aflorar el pasado y sirve
para librarla de los demonios que aún pululan por su mente, y encontrando el
equilibrio emocional en Bali, tras superar el duelo y reconstruir un corazón
roto. No son unos destinos escogidos al azar, sino por su particular simbolismo.
Elizabeth Gilbert narra su experiencia personal de una forma
directa y sencilla, sumergiendo al lector en sus vicisitudes y más hondos
sentimientos. Sin embargo, aunque aparenta una sinceridad total, omite
información que sería de interés para el lector, que no llega a conocer la
causa concreta de su depresión.
Liz describe muy bien los contrastes culturales que percibe
como norteamericana al comparar sus hábitos y costumbres con los de los países
que visita. No llega a tener una mirada etnocéntrica, aunque sí está sesgada, y
denota cierta superioridad como turista privilegiada por su posición económica.
Algo que le impide ahondar en una India fuera del misticismo, con sus tremendas
desigualdades, o descubrir el Bali real, el que se oculta tras los complejos
turísticos.
El final del viaje personal concluye en brazos de un hombre
mayor, que la ama sin presiones ni condiciones. El círculo se cierra: el viaje
se inicia por un hombre y acaba en otro y con una perspectiva de felicidad.
Come, reza, ama
promete tanto que defrauda las expectativas generadas por falta hondura. Se
supone que la moraleja de Come, reza, ama
es que debemos encontrar la fortaleza suficiente para salir de esos momentos
negros que la vida nos reserva a todos y ser los conductores de nuestra propia
existencia. Pero no todo el mundo cuenta con los recursos de Liz, ni puede
permitirse el lujo de tomarse un año sabático viajando por el mundo.
Título: Come, reza, ama
Autora: Elizabeth Gilber
Editorial: Aguilar
Páginas: 348
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