Diario de Ana Frank

Primera edición del Diario de Ana Frank

Ana Frank nace en Fráncfort del Meno (Alemania), en 1929. La situación en el país no es buena: escasea el trabajo y hay mucha pobreza, algo que quizás propicie que Adolf Hitler vaya ganando más y más seguidores con su partido nacionalsocialista. Hitler odia a los judíos y los culpa de todos los males que padece la sociedad alemana, juega y aviva sentimientos antisemitas que se extienden. Como consecuencia de este antisemitismo y de la mala situación económica, los padres de Ana, Otto y Edith Frank, deciden mudarse a Ámsterdam. Otto establece allí una empresa que se dedica al comercio de pectina, una sustancia que se utiliza para dar consistencia a la mermelada. 

Ana se adapta enseguida a las novedades: nueva vida, nueva ciudad, nuevo idioma y nuevas amistades en la escuela del vecindario. Sin embargo, y pese a trabajar con denuedo, su padre no consigue que su empresa arranque e intenta establecerse en Inglaterra, aunque no lo consigue. Finalmente, opta por ampliar el negocio con la venta de hierbas y especias.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invade Polonia: comienza la Segunda Guerra Mundial. El 10 de mayo de 1940, los nazis llegan a los Países Bajos y el país se rinde cinco días más tarde. Los ocupantes imponen nuevas leyes y regulaciones que complican la vida de los judíos. El acceso a cines, parques y tiendas, entre otras cosas, se prohíbe a los judíos. Tampoco pueden viajar en coche o en tranvía, ni practicar deporte, ni visitar casas de cristianos… Ana se lamenta de no poder hacer nada. El padre pierde el control de su empresa, ya que las nuevas leyes se lo impiden. Los niños y niñas judíos son segregados y deben asistir a escuelas para judíos. La estrella amarilla de David distingue a los judíos de quienes no lo son. Finalmente llega la orden: los judíos deben abandonar los Países Bajos.

En 1942, Margot, la hermana mayor de Ana, recibe una notificación de la SS en la que se la cita para presentarse a trabajar en Alemania. Los padres recelan, intuyen que no se trata de trabajo y deciden esconderse, pasando a la clandestinidad.  

En la parte trasera de su empresa, Otto Frank prepara un escondite, pronto llegarán cuatro personas para esconderse. En el nuevo alojamiento Ana debe caminar con sigilo, evitar que cualquier detalle delate su presencia, y en ocasiones siente miedo. Como regalo por su decimotercer cumpleaños Ana ha recibido un diario, en realidad es un libro de firmas con una cerradura dorada y encuadernado en cuadros rojos y negros, aunque ella ha decidido al verlo expuesto en un escaparate que será su diario, y durante los dos años que dura el encierro escribe lo que ocurre en la vivienda, sus pensamientos, y describe cómo se siente. También escribe cuentos, empieza una novela y anota citas. La escritura le sirve para hacer más llevadero el lento paso del tiempo.

Cuando el ministro de educación holandés emite un comunicado desde Inglaterra, pidiendo que se conserven los diarios y documentos, Ana empieza a reescribir sus diarios, recopilándolos en una historia que titula “La Casa de atrás”. Suprime párrafos y cartas, en dos años Ana ha madurado y se ha convertido en una escritora que cuida el estilo y busca efectismo en su narración. Su evolución queda perfectamente descrita en este párrafo: «Yo misma soy mi mejor crítico, y el más duro. Yo misma sé lo que está bien escrito, y lo que no. Quienes no escriben no saben lo bonito que es escribir. Antes siempre me lamentaba por no saber dibujar, pero ahora estoy más que contenta de que al menos sé escribir. Y si llego a no tener talento para escribir en los periódicos o para escribir libros, pues bien, siempre me queda la opción de escribir para mí misma. Pero quiero progresar; no puedo imaginarme que tuviera que vivir como mamá, la señora Van Daan y todas esas mujeres que hacen sus tareas y que más tarde todo el mundo olvidará. Aparte de un marido e hijos, necesito otra cosa a la que dedicarme. No quiero haber vivido para nada, como la mayoría de las personas. Quiero ser de utilidad y alegría para los que viven a mi alrededor, aun sin conocerme. ¡Quiero seguir viviendo, aun después de muerta!» Vaya si lo consiguió.

El 4 de agosto de 1944 aparece la policía y detiene a las personas que halla escondidas. De la prisión en Ámsterdam pasan el campo de tránsito Westerbork, de aquí a Auschwitz-Birkenau. Los médicos del campo de exterminio consideran que Ana puede realizar trabajos forzados, también son aptas su madre y su hermana. Al padre le llevan a un campamento de hombres. A principios de noviembre de 1944, Ana y su hermana son trasladadas al campo de Bergen-Belsen. Las condiciones de vida son deplorables, apenas hay comida y hace muchísimo frío. Margot y Ana fallecen a causa del tifus en febrero del año siguiente.

De la familia Frank, solo sobrevive el padre. Otto regresa a los Países Bajos, su mujer y sus hijas han muerto y recuperar los escritos de Ana le conmociona. En esas líneas descubre que su hija aspiraba a ser escritora o periodista, así que publica su diario, que aparece el 25 de junio de 1947 con el título original en neerlandés Het Achterhuis (Diario de Ana Frank) y con una primera edición de 3.000 ejemplares. Desde entonces, la obra se ha traducido a más de 70 idiomas y se ha adaptado como obra de teatro y al cine.

El Diario de Ana Frank se ha convertido en una de las mejores denuncias de la discriminación, el racismo y el antisemitismo. 

Título: Diario de Ana Frank
Autora: Ana Frank
Editorial: Plaza & Janés


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