Inter nos


Ni aquella era mi gente, ni aquel era mi Dios.

Conocemos al protagonista de Inter nos en un momento de escatológica intimidad, sentado en el inodoro, escuchando cómo la sangre de sus hemorroides choca contra la loza. Siente el aguijón del dolor físico, un dolor que le arranca del hoy y le lleva a visitar etapas pretéritas de su existencia. El origen de lo que es, lo que fue, se encuentra lejos, en una pequeña ciudad de provincias cerca de las montañas.

La lotería de la vida regaló a Bienvenido Padilla unos padres adoptivos con los que todo fueron desencuentros. Las discusiones y peleas con el padrastro, unidas a la pusilanimidad de su esposa, retorcieron la senda del porvenir de un muchacho que creció odiando, rebelde y privado de afecto.

El amor, ese remedio que cura cualquier mal, nunca hizo acto de presencia. Rabioso e ingobernable, Bienvenido entró en un colegio religioso donde habían de reconducirle al buen camino y hacer de él un hombre de provecho. Nada de esto ocurrió. Eran los años 70, el franquismo y sus rígidas normas aún atenazaban a un país que casi ni se atrevía a soñar con la libertad. Entre tanto, la Iglesia todavía conservaba un poder omnímodo sobre las almas, aplicando el flagelo de una moral estricta y sin concesiones.

Bienvenido Padilla quedará encerrado entre aquellos muros, rodeado por otros muchachos asustados y vulnerables. Quienes mejor debían cuidarles, se convirtieron en sus verdugos. Abusos de todo tipo, aberraciones sexuales… El internado es un infierno en el que, por acción o por omisión, participan los miembros de la congregación. Menudeo, pornografía, alcohol, drogas… pervierten a unos adolescentes que solo pretenden ser felices.

Jesús Mostolac nos abre las puertas de ese correccional con empaque para ser otro protagonista más de la novela Inter nos, a la par que nos presenta a los personajes que lo habitan, partiendo del momento en que don Ricardo es hallado muerto, al parecer, asesinado. Así sabemos de esos chicos difíciles de manejar, conflictivos, que han sido encomendados a la orden para que a través de una férrea disciplina se transmuten en gente de bien. Es así como podemos contemplarlos aterrorizados, borrachos, protagonizando orgías sexuales, organizados en bandas que permiten la supervivencia en ese universo hostil, del que no ven el momento de salir.

Pero Jesús Mostolac aún va más allá en su narración y sigue contándonos cómo transcurre la vida de Padilla, la de sus amigos y la de sus enemigos años después y lejos del antro que los dejó marcados para siempre. Unos tuvieron mejor suerte que otros, pero en todos permanece la señal indeleble de aquellas adolescencias dolientes que supuran gusanos.

El final, inesperado y brillante, ata cabos que ni siquiera parecían estar sueltos, y viene a cerrar una historia contundente, llena de fuerza dramática y claro ejemplo de la lucha del ser humano por sobrevivir.

Como dijo Nietzsche, para vencer a un monstruo hay que convertirse en mayor monstruo que él. Aunque esta será siempre una victoria pírrica si tras esta mutación no se produce otra, la que nos transforme en humanos.

Título: Inter nos
Autor: Jesús Miguel Mostolac
Editorial: Mira editores
Páginas: 549

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