Pancracio, el niño batracio


Anaís es una pelirroja de diez años que siente pasión por los animales. Sus predilectos son los perros y en especial Mambrú, un galgo negro con solo tres patas, que fue maltratado y ahora recela de los humanos. Su madre es veterinaria y trabaja en El Albergue, una residencia canina tanto para animales abandonados, como para aquellos que tienen a sus dueños de vacaciones.

Una tarde, Anaís y Mambrú pasean como de costumbre por la ribera del Ebro. El río baja crecido y embarrado. En el agua, agarrado a la rama de un árbol arrastrado hasta la orilla por la corriente, Mambrú descubre a un niño. Es un chico bastante raro: va desnudo; sus pies, su cabeza y su boca son muy grandes; sin embargo, su nariz y sus orejas son diminutas; su piel, color tiza, parece de plástico; los dedos largos de sus manos están unidos por una membrana y sus ojos… Sus ojos dejan perpleja a Anaís, porque parpadean arriba y abajo, pero también se mueven en horizontal. El niño emite unos sonidos extraños, son un peculiar lenguaje que Anaís entiende; comprende todo excepto su nombre, motivo por el cual decide llamarle Pancracio, que rima con batracio y resulta adecuado, pues se asemeja a una rana grandota.

Anaís no repara en las diferencias, aprecia a los seres imperfectos, y no soporta que se burlen o menosprecien a alguien por ser distinto. Enseguida estrecha lazos con Pancracio, él conoce bien el río y le advierte de que el Ebro está a punto de desbordarse. Sus previsiones se cumplen, el agua rompe todas las motas y corre sin control arrastrando ramas, basura, plásticos… El Albergue se inunda y hay que evacuar a los asustados animales.

En este punto, la historia adquiere dramatismo, conmueve. José María Tamparillas maneja hábilmente la tensión y el ritmo narrativo hasta dejar al lector en vilo, a la espera de un desenlace que resulta muy emotivo.

Las magníficas ilustraciones de Javi Hernández ofrecen una historia secuencia que abre cada capítulo, aportan matices, complementan a la narración y embellecen con un detalle vegetal cada página.

Pancracio, el niño batracio hará disfrutar a lectores de cualquier edad. Los ejemplos de amistad, valentía, respeto y superación de prejuicios invitan a la reflexión de cualquier persona que desee ser más humana.

Título: Pancracio, el niño batracio
Autor: José María Tamparillas
Ilustraciones: Javi Hernández
Editorial: Libros de ida y vuelta
Páginas: 141
Año: 2018

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