El sueño del depredador
El sueño
del depredador es una novela policiaca escrita por
alguien que sabe mucho del mundo policial. Óscar Bribián habla de lo que conoce
y por eso compone una historia creíble, con unos personajes casi reales.
De madrugada, cuatro rumanos que viajan en un
vehículo con sobrepeso despiertan las sospechas de una patrulla de la UAPO. La
policía local encuentra dos cerdos en el maletero del coche, a los animales los
han reventado a mazazos. El hecho no pasaría de ser un robo de no hallarse en
la garganta de uno de los tocinos un dedo humano. La situación se complica para
los rumanos y sirve de punto de partida a un argumento que atrapa por momentos,
cuando el hilo narrativo se bifurca y nos presenta a Ismael, un chaval peculiar,
con clara tendencia al sadismo, que padece alucinaciones y recita versos
inquietantes. El inspector Herrera, jefe del Grupo de Homicidios de la Policía
Nacional, y la subinspectora Beltrán son los encargados de resolver un caso que
se enreda a medida que se conocen más detalles del suceso y el primer homicidio
se vincula al de una prostituta que lleva días desaparecida.
La poesía oscura
es otro elemento que juega un papel relevante en esta historia. Cada cadáver
que aparece guarda ocultos unos versos que hablan de espíritus deformes,
oscuridad, terror y muerte. Las letanías
de Satán de Baudelaire, El cuervo
de Poe o Los demonios de Pushkin se
convierten en piezas clave para desentrañar los enigmas que habitan en la mente
del psicópata criminal y serán determinantes a la hora de seguir el rastro
hasta su guarida.
Los lectores zaragozanos reconocerán lugares
en los que transcurre la historia. La urbanización Torres de San Lamberto, los
Pinares de Venecia o el puente de Santiago ubican hechos en un contexto de
referencias familiares que Óscar Bribián conoce sobradamente por su trabajo. Es
un guiño cómplice a una ciudad que, literariamente, no acostumbra a ser
protagonista del género negro, pero que está a la altura de cualquier urbe
norteamericana de las que con tanta frecuencia encontramos en el cine negro o
en este tipo de obras.
Óscar Bribián compone una atmósfera densa que
sumerge al lector en las pesquisas policiales que han de conducir al asesino, y
lo hace con un verismo que engancha, con unos personajes alejados de los
estereotipos, cercanos, que nos permiten el conocimiento de un cuerpo a veces
criticado por la sociedad, pero que visto desde dentro nos descubre facetas
humanas de esos hombres y mujeres que dedican su vida a tareas no siempre reconocidas,
ingratas y de gran riesgo. Bribián también crea con acierto el personaje de un
muchacho marcado por la violencia familiar, que se refugia en un universo
imaginario de sombras y monstruos, en el que de víctima pasa a ser verdugo,
compensando así el drama de una realidad que le sobrepasa. La tensión narrativa
aumenta en los últimos capítulos y el desenlace no defrauda, mantiene en vilo
al lector, que presencia in situ la captura del asesino. Pero Bribián se guarda
un as en la manga y nos regala un epílogo a la altura de la trama. Un final que
deja un regusto amargo y la sensación de que, pese a todo, se ha hecho
justicia.
El sueño
del depredador tiene como escenario la ciudad de
Zaragoza y un invitado que se cuela ululando a lo largo de la historia: el
cierzo; una excelente argumentación sustentada en los sólidos pilares del
conocimiento en criminalística; unos personajes perfectamente desarrollados y
un clima de suspense propio de los mejores thrillers.
Título: El sueño del depredador
Autor: Óscar Bribián
Editorial: Ediciones Versátil
Páginas: 234
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