El marqués y el sodomita
Oscar Wilde pretendía reivindicar su honor y
neutralizar la calumnia, pero el acusador acabó en prisión y el acusado fue
absuelto. En el club Albemarle, Wilde recibió una nota en la que el marqués de
Queensberry había escrito: «Para Oscar Wilde, que alardea de sodomita». El
insulto merecía ser respondido con indiferencia y olvido, pero Wilde,
aconsejado por Alfred Douglas, emprendió un litigio por calumnia en el que el
cargo exigía la justificación de la defensa y esto dejaba a Wilde a merced de
cualquier ataque, porque la cantidad de pruebas que en el juicio se presentaron
en su contra era abrumadora.
En el juicio, Wilde empezó mintiendo sobre su
edad, la vanidad le llevó a quitarse años. Durante la vista hizo gala de su
innegable ingenio, se enfrentó al tribunal actuando como si estuviera en un
teatro, se metió al público en el bolsillo y ganó confianza en sí mismo.
Cometió el error de bajar la guardia, algo que aprovechó el abogado de
Queensberry para sacar una batería de pruebas incómodas que revelaban la
naturaleza homosexual de Wilde. Finalmente, asesorado por su letrado, Wilde
tuvo que retractarse de la acusación y el jurado estimó que la afirmación que
el marqués había escrito era cierta, que se hizo pública por el bien público,
por un padre que solo deseaba proteger a su hijo, y que el acusado era «no
culpable». Quedaba en el aire el comportamiento reprobable de Wilde.
Una vez finalizado este juicio, Queensberry envió
más pruebas a la fiscalía y el escritor fue arrestado por cometer actos de
ultraje contra la moral pública con otros varones. El primer juicio contra
Wilde se celebró tres semanas después de que fracasara la demanda por calumnia,
en esta ocasión los miembros del jurado no se pusieron de acuerdo en el
veredicto. La deshonra pública pudo acabar aquí, con una libertad bajo fianza,
sin embargo, hubo un tercer juicio, el vicio innombrable no debía quedar impune
en una sociedad hipócrita y mojigata. En este nuevo juicio, Wilde fue acusado
bajo la Sección II de la Ley de Enmienda del Derecho penal de 1885 y se le
condenó a dos años de trabajos forzados por ultraje a la moral pública. Fue
puesto en libertad el 19 de mayo de 1897. El juez Willis, tras dictar
sentencia, manifestó que era el peor delito que había juzgado nunca. La ley que
condenó a Wilde estuvo en vigor en Reino Unido hasta 1967.
Merlin Holland, nieto de Oscar Wilde, ha
recogido las actas de las vistas judiciales del tribunal de Great Marlborough
Street. La defensa del acusado corre a cargo de Edward Carson y Charles
Octavius Humphreys es el abogado de Wilde en los tres juicios que se
celebraron.
Basado en el manuscrito que transcribe el
juicio, El marqués y el sodomita es
un documento imprescindible para conocer cómo se fraguó el ocaso del artista.
Nos introduce en la sala donde se resuelve la querella de Wilde contra
Queensberry durante los días 3, 4 y 5 de abril de 1895, asistimos al duelo
entre Carson y el gran Oscar y contemplamos el último momento de gloria de un
genio antes de que comience su inexorable declive.
Título: El marqués y el sodomita. Oscar Wilde
ante la justicia
Autor: Merlin Holland
Editorial: Papel de liar
Páginas: 362
Comentarios
Publicar un comentario
Cualquier opinión inteligente, relacionada con el tema de cada post y expresada con educación, será bien recibida. El resto, se suprimirá.