Compañera Luna


No me interesa entender,
prever ni programar.
Solo vivir.
Sí vivir.
Ahora.

Barbara Balzerani echa la vista atrás y reflexiona sobre su vida con una objetividad impactante. Intenta hallar respuestas y encontrarse gracias a ellas. Pero no es fácil analizar las pruebas y darles sentido.

Barbara nace en una familia obrera italiana que sufre las dificultades impuestas por la posguerra de la II Guerra Mundial, en un territorio feroz y despiadado, donde sobrevivir implica resistir y aceptar sin rebelarse tantas limitaciones, injusticias y falta de libertad que cada día es una pequeña tragedia. Irse, escapar de esa infelicidad se convierte en el objetivo de la joven Barbara. Ella alberga el anhelo de cambiar el mundo y que desde las instituciones se dé una respuesta adecuada a las exigencias sociales. Barbara cree en una política transformadora, y los cien mil en el estadio de Santiago de Chile son un latigazo en su conciencia revolucionaria, el inicio de un camino en el que las ideas libertarias actúan como motor y dan movimiento al que pretende ser un nuevo destino para la clase obrera.

Las Brigadas Rojas representan una iniciativa decidida hacia la justicia social y, para obtener la fuerza necesaria y modificar las reglas del juego, el recurso de las armas parece el medio más adecuado. Los ataques al poder se suceden, así como los enfrentamientos con el «enemigo», los secuestros de figuras representativas como el juez Sossi o Aldo Moro. Había que atacar, despertar a las masas de su letargo y transformar la vida del país.

La clandestinidad obligada conlleva una soledad apenas difuminada por esa camaradería que se crea con otros combatientes. El poder se defiende de cada zarpazo para evitar que un pequeño movimiento pueda cambiarlo todo. Las detenciones, las torturas de los militantes apresados, sus delaciones… van abriendo una grieta en la organización, y el Estado exhibe su triunfo, está consiguiendo derrotar a su acérrimo oponente. Porque tras los días de plomo viene un análisis menos pasional e idealista de los hechos y es entonces cuando se cuestionan los métodos para conseguir los objetivos. El controvertido balance se salda con una decisión: buscar el final de la lucha armada, llevar a cabo alternativas más sensatas.

Barbara Balzerani fue detenida en 1985 y condenada a cadena perpetua por su pertenencia a la organización Brigadas Rojas, en 2006 se le concedió la libertad condicional, y cinco años después, la incondicional. La salida de prisión la devuelve al mundo real, pero ¿cómo vivir sin ese sueño que daba sentido a sus días? Hacer la revolución para cambiar el mundo no la ha hecho más feliz. Su sueño ha sido derrotado. La cárcel es dura y deja mucho tiempo para pensar, para recapacitar, para buscarse a sí misma, para encontrarle un sentido a la vida, para agotarse luchando contra uno mismo. Barbara se juzga con dureza, con una coherencia extrema, habla de su experiencia armada, de una parcela de la historia y de las personas que la protagonizaron. Ella tuvo el coraje de empuñar un arma contra sus adversarios. Topó con una utopía y se puso a su servicio. Ahora intenta entender, provocar la crítica histórica, lograr que la sociedad reaccione y deje de estar compuesta por individuos incompletos, que ni piensan ni desean, que viven bajo el control del poder.

Compañera Luna es un testimonio excepcional para entender la lucha de una organización armada vista desde dentro, desde la perspectiva de una persona que no encontró mejor modo de liberar al mudo que ejerciendo la violencia. La historia de Barbara Balzerani impresiona por lo que es capaz de comunicar, por esa mirada sobre la realidad y sobre la vida, por el descubrimiento fascinante de lo que resulta esencial.

Título: Compañera Luna
Autora: Barbara Balzerani
Editorial: Txalaparta
Páginas: 136

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